lunes, 11 de agosto de 2008

Tu ausencia

Un segundo sin ti es una tortura. Es un dolor implacable, insoportable, carente de comparación alguna. Es algo más allá de lo físico, más allá de lo humano, indescriptible. Indestructible.

Es un pedazo de hierro clavado en el corazón que va adentrándose más cada vez que este late. Una daga, una espada, una lanza clavada para siempre aquí dentro.

Un veneno sin antídoto y de efecto lento, que va devorándome por dentro sin pausa, jactándose de cada una de sus hazañas, cada uno de sus destrozos, cada uno de los dolores que provoca.

Una enfermedad sin cura que no tiene piedad de quien la contiene. Un virus dañino y mortal que hace sufrir cada segundo de su existencia. Cada segundo sin ti.

Todo eso es tu ausencia.

O incluso más. Es mi derrota, mi desconsuelo, mi sufrimiento, mi terror, mi dolor, mi peso, mi tristeza, mi llanto, mi propia ausencia, mi indiferencia, mi intranquilidad, mi herida, mi única preocupación, aquello contra lo que lucho, mi verdugo, mi final.

No hay comentarios: