sábado, 2 de agosto de 2008

Otra noche sin dormir

Otra noche sin dormir. Otra noche sin dormir por culpa de tu recuerdo. Tu silueta a mi lado se ha apoderado de todo mi ser, y sin ella, ya no estoy completo, ya no soy yo. Soy mi mitad, una parte de mí mismo, un ente diferente, que ya no encuentra todo aquello que busca al mirar a su alrededor. 

Sin tu silueta a mi lado, en la cama, ya no puedo dormir. No puedo hacerlo. Doy vueltas y vueltas en la cama, alargo mis brazos hasta el infinito para intentar tocarte, pero no lo consigo. No llego hasta tu espalda, esa que antes podía y disfrutaba acariciar. 

Ya no puedo recorrerte por entero, y por eso muero. Muero cada vez que giro la vista para mirar tus ojos y no puedo verlos. Muero cada vez que te busco con mi mano y lo único que toco es la soledad plasmada en una sábana descubierta, llena de tus recuerdos para mí, vacía de tu presencia. 

Es un agujero negro en el que se pierden mis sentidos. El vacío en mi cama, una cama que llora por tenerte, una cama que es un remolino de ansiedad, de tristeza, de llantos por tu cuerpo. Una cama que no vale nada sin ti. Que es solo una tabla acolchada sobre la que no puedo dormir. 

Te quiero a mi lado. Te necesito aquí. Y no puedo articular esas palabras delante de ti. Por eso escribo esto para nadie, solo para aliviar mi mente que es toda entera celda de tus recuerdos. Recuerdos que te anhelan, que me destrozan por dentro como termitas endiabladas que van triturando mi bienestar. 

Termitas que llevan tu nombre, como yo lo llevo grabado a fuego. Y parece que por arte de magia se repite sin cesar a mi alrededor. Pero te busco y no te veo. Y sufro cada vez. Sufro cada día, cada instante. Te quiero.

A veces siento que te huelo. Siento que puedo olerte, como antaño hacía, recorriéndote centímetro a centímetro, milímetro a milímetro para intentar quedarme con una mínima parte de ti. Para intentar tener al menos eso conmigo y llevármelo a todas partes, y tenerlo para no echarte de menos.

Pero es imposible no hacerlo. Es imposible continuar sin ti. ¿Por qué tuvo que empezar todo esto? No me imaginé, nunca pude llegar a concebir tanto sufrimiento como el que ahora me tortura y lleva tu nombre.

No hay comentarios: