jueves, 24 de abril de 2008

¿Y ahora?

Hay ciertas ocasiones en las que uno siente asco de sí mismo. Y no de cómo uno se ve en el espejo, ni siquiera de cómo ven a uno. Solo siente asco de la forma en la que está actuando. Y tiene la opción de cambiarlo, y dejar de darse asco; o de seguir siendo así, y no "traicionarse" a sí mismo.

Cuando a uno no le importa lo que el resto de la gente pueda pensar de él. Cuando no le incumbe si alguien le guarda cierto aprecio o no, se puede permitir no causar buena impresión en absoluto. Pero, hasta qué punto puede uno dejar que esa despreocupación se apodere de su comportamiento. 

Nunca sabes dónde está ese lugar cuando te quedas corto. Siempre tienes que superarlo, tienes que ir más allá para darte cuenta de dónde está, para darte cuenta de que ya te has pasado, no hay marcha atrás. 

Si tienes suerte, los errores podrán ser enmendados. Quizás sea esa, aun pareciendo la mejor opción, la más perjudicial. Porque no te das cuenta de lo que puedes llegar a perder, de las verdaderas consecuencias de tus actos. 

Sí, muy bien, pero ahora, una vez que uno se ha equivocado, y que aún no sabe si algo de lo marrado tendrá remedio, qué es lo que debe hacer. ¿Debe cambiar? ¿Intentar solventar su error? ¿O debe continuar, solo por no volver a adoptar otra forma de actuar?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

yo te aprecio cara mono. no pienses en cambiar, no ser tu no es bueno. todos tenemos fallos, arreglalos, pero no cambies tu.

Pablo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pablo dijo...

¡Menuda sorpresa, qué pequeño es el mundo!
Así que llevas escribiendo desde Marzo y yo sin enterarme... (realmente, espero que nunca me lo hayas dicho y no sea un olvido mío)

Bueno, esta bien saber donde puedo encontrarte de tanto en tanto y paladear si algo de lo que escribes tiene consistencia.

Podía comentarte en cualquier lugar, pero me ha gustado esta entrada, porque tengo unas citas que le vienen al pelo.

¿Te gusta Nietzsche? A mi no me da más en muchos aspectos, pero a nivel vivencial... supongo que al margen de la moral, de dudosa existencia por otra parte, sus consejos son tan prácticos como temperamentales.

"¡No incurráis en cobardía respecto de vuestros propios actos! ¡No los repudiéis después de consumados! Los remordimientos de conciencia son una asquerosidad."

"Una vez decidida una acción, no debemos reparar en el camino ni detenernos ante la objeción mejor fundada. Este es el signo de un carácter fuerte; aunque a veces implique la voluntad llevada hasta la estupidez."


Así que ya sabes, haz las cosas bien, y cambia si no eres feliz, pero lucha por aquello que hagas hasta el final. Tanto si cruzas el límite como si no, lo que has hecho no puede cambiarse, luego solo puede defenderse, no justificarse, sino llevarse hasta las últimas consecuencias con la cabeza bien alta.

Un saludo muy fuerte

PD: Borré porque... ¡había puesto "hallas"!
De todas formas imagino que no será la única falta. ¡Mil perdones!